CAMINANTE




del llibre "Casialgo" de Marce López
 

 

 
          ¿Que llevas  en tí, camino de cami­nan­te,  caminante?.... Pare­ce evi­dente y en la pres­te­za de tu andar, veloz corcel de vien­to, o la cuchi­lla  de pluma sin for­ma de tus alas ingrávidas... Solo, vien­to. Soli­tario, subi­do, cara a un mar sin agua, a todo el líquido ga­seoso en el ápice de la frontera entre un mar sin agua y el algo impre­sio­nante del "NA­DA"...  Pico caza­dor de águi­la cor­tan­te, un eco todo y nudo adheri­dos en él los duros y lisos ten­dones tensos, oleosos y rítmi­cos en la firmeza de una potencia si­len­cio­sa­men­te me­cáni­ca en el hacer del vuelo.
          En la huella recóndita de algún lugar ,oculto o presente, en el hacer de tu vida,...en  tí, en el  tre­cho, en el desplome ignoto del camino, el tre­cho del vérti­go nacido a ser zumbando caído a plomo, describe sus lisos arabescos entre la bóve­da infinita y  el suelo de la tierra con la elegancia de un poeta entre la hojarasca de las hojas rígidas y muer­tas...mientras el vuelo borda y observa, incógnito, el dardo fulminante del tenue latido de sus alas con la refinada potencia y el silbido de una veloci­dad del movimiento mientras la agudeza de sus ojos abarca el cosmos.
          La testa sutil y diminuta, abatida en des­gra­cia, cae, sin saberlo, rodando por la hondanada entre una diminuta corona de fina pluma con que la miseri­cordia del Hacedor, honra a los héroes, en las vic­timas y hasta  en los  muertos.
          En este mundo predador, no ha pasado nada: un hecho banal en la pequeñez del entorno y un suceso sin importancia: acaecido hoy y se repetirá mañana...
          Ha sucedido y ha pasado; sin más transcen­dencia....
          En todo caso, la testa aguda, angulosa, pro­longada, prominente, diseñada en trazo agu­do, afila­do, cice­lado, permanece grabado, sólido, sutil llevan­do en sus profundas y amplias cavida­des los ace­rados, fogosos y chispeantes, brillantes vítreos y petreos zafiros de sus pupilas eternamente rea­les, por siempre fieles, fieras y desafiantes. Los rayos fijos, eternos y llameantes del águila real ceñida para coronar su testa regia como una coro­na de reyes por todos los tiempos...
          O es así que permanece, permanente, esa visión soberana en mi recuerdo...
 
 
Compartit per Caty y Joan "Jusan"