Cara a cara








Del llibre "Casialgo" de Marce López

 

Yo  no  le  temo  al  sonido  de  la  campana.
Yo no le huyo a tus verdades porque te quiero ver  entera  y  desnuda  el  alma.
Y te quiero ver sin caretas ni carnavales: con la  cara  limpia....
Y, ...si alguna vez, por azar o voluntades, se pudo hallar a tu labio sediento de cariño y la campa­na te toco en la sangre...: No me importa: yo no quiero  poseerte.
Yo quiero a tus palomas libres, volando sueltas por el cielo abierto y que, cuando pasen sobre mi frente, me rieguen con el rocío del amor que me tengan. Yo no les temo a los hombres que pudieron tocar tu carne en el transcurrir de tu tiempo: yo floto  y  me  levanto  sobre  toda  la  carne.
Tu cuerpo y mi cuerpo, estuvieron abrazados en una sinfonía. Mis brazos te enlazaron y te sentí en ellos en una armonía absoluta y perfecta. En todo el ámbito de aquellos momentos, ya fuesen largos o por cortos que fuesen, no hubo sombras y, si las pudo haber, se te desvanecieron en la luz de mi vida: de  mi  espíritu  y mi cuerpo... Esto es lo que importa.
Yo les doy, a los sucesos, de frente y sin esconderme  la cara...

Al verlo todo, si lo veo, lo que hago es beberle los néctares hermosos a todo lo que veo y libarle el color y los perfumes.
Cuando amaste o creíste amar en las horas de tu ayer porque, no todas las horas de tu vida fueron siempre mías ya que, al tiempo de hallarte, ya hubo un trecho de camino tuyo recorrido. Si alguna vez, el sentimiento o el dedo de un hombre, que no yo, estuvo en tu piel. Cuando amaste o creíste amar, quizá también te conmovió o acaso también turbó tu sangre; eso, para mí, son sucesos tuyos pero, para mi corazón, en el momento de amarte, te había dejado virgen: yo te sentí virginal en mis brazos como si el antes o el después no existiese: el tiempo contaba a partir de aquel momento... Yo te digo que, aunque sólo fuese un instante, fui esa brisa de los cielos, y te hizo tan limpia que, ni siquiera te quedaron huellas o recuerdos...

Eso es lo que vale, eso es lo que importa: esos momentos... Y, si alcancé esa primicia, aún un solo segundo; para ese solo segundo, yo fui más todo que cualquier suceso de tu historia... pues de no haberlo sido, no habrías estado en mis brazos: tus verdaderas verdades, de haberlas, no te habrían dejado... Si no  hubiese sido luz, no me habrías visto. Si no hubiese sido amor, no me habrías amado. Si no hubiese sido más luz y más amor, los recuerdos y las huellas de los sucesos pasados no te lo habrían permitido...: si entró mi vida en tu vida, fue porque sentiste mi vida más vida que las  vidas que tu corazón pudo haber contenido y porque, la luz, sólo es luz cuando está en la oscuridad en la penumbra o, cuando ilumina, poderosa la luz en que se puede hallar: iluminarás las tinieblas con una antorcha pero, el sol, desvanecerá tinieblas y antorcha.

Yo hablo, ahora mismo, que es ya luego, de los efectos de mi luz sobre tus oscuridades, penum­bras o leves claridades de antorchas o acaso, sobre confusiones de tus luces, hasta entonces por ti conocidas, olvidadas ignoradas o por mi luz suprimi­das. Hablo ahora de haberte tenido en mis brazos y en mi espíritu a ti, tan nueva y tan pura como si jamás nadie te hubiese tocado...

¡Eso importa! ...pero todo ser, lleva consigo su historia y nadie puede prescindir de la historia de nadie, pero sí puede escribir una nueva historia sobre las páginas en blanco que nadie había descubierto o escribirla entre las líneas de las pasadas historias o escribirla con letra tan firme, enérgica y con tan poderosa luz, sobre las líneas mismas de las pasadas historias, que las haga palidecer, diluir en la nada o hasta dejarlas totalmente albas, como si jamás hubieran existido, dejando la nueva historia como la única historia que hubo jamás escrita...: depende del historiador...

¡Sí!...: es posible y aún cierto pero..., la pura verdad interior de mi particular naturaleza es, que puedo escribir esta índole de historias porque llevo, intrínseco, el poder natural para realizarlo, aunque, de verdad, no logro saciar la realidad de mi sed con esta clase de fuente... La sed mía me exige, más allá de mi voluntad, imprimir mi historia en páginas vírgenes puras y jamás mancilladas por trazo de pluma alguna o dedo de historiador: me es imposible estar  realmente sereno, concordante y verdadero conmigo mismo si no creo historia sobre papiro virgen y reciente.

Lo siento por las páginas de historia que diluí, borré o, quizá emborroné y la huella de herida que en ellas pude dejar pero, soy como soy y no sé vivir sin  ser  yo  mismo. Sinceramente, perdón si alguna herida dejé en el camino...porque, no le puse inten­ción malévola: solo fué por exigencia de mi condi­ción...y, supongo que alguna gratificación dejé prendida en los corazones  y,..en las enaguas...

En todo caso,... Gracias                                                

 

Compartit per Caty Martinez i Joan Sancho-Jusan